La contribución de Maturana a las ciencias de la complejidad es reconocida así como también su influencia en el pensamiento y la investigación de muchos científicos relacionados con ellas, especialmente la relacionada con la psicoterapia. De hecho, él es frecuentemente invitado a las conferencias de psicoterapia en Chile y en el extranjero. Además, su contribución es llevada a la práctica directamente a través de sus enseñanzas en los programas de entrenamiento para psicoterapeutas en varias instituciones en Chile.
En tal sentido, la contribución de Maturana a la proposición epistemológica es fundamental, él es uno de los primeros científicos de la biología que propuso que el conocer es un fenómeno biológico que puede solamente ser estudiado y conocido como tal, y que ha desarrollado una completa teoría biológica consistente con esta mirada. Además, él propone que la misma vida debe ser entendida como un proceso de conocimiento, en la realización del vivir en congruencia con el medio.
De allí, que su trabajo puede ser, por lo tanto, caracterizado como un sistema explicativo ontológico unitario de la vida y de la experiencia humana. Es ontológico porque visualiza a la experiencia humana desde un punto de vista situado dentro de las condiciones de constitución de lo humano y no desde una posición externa, y es explicativo porque propone una mirada de la dinámica de relaciones que genera los fenómenos del conocimiento.
Es de hacer notar, que en la medida que su entendimiento de los sistemas biológicos va emergiendo, su enfoque lleva a reflexionar sobre la condiciones que permiten el explicar todo lo que ocurre en la vida como fenómeno del vivir. Desde este punto de vista, la psicología es parte de la biología ya que los fenómenos que ella estudia ocurren en el proceso del vivir de los seres humanos. Al mismo tiempo, este autor reconoce que la psicología tiene su propio dominio, como el dominio de estudio de la dinámica de relaciones e interacciones que ocurren entre organismos completos, y él no intenta un enfoque reduccionista.
Se evidencia en los planteamientos de Maturana, que la mente es un fenómeno que pertenece a la dinámica relacional del organismo, en su mirada, la mente, como un fenómeno relacional, surge en la relación entre organismos y el medio de la misma manera que el caminar surge desde un movimiento de las piernas en relación con el suelo o como un desplazamiento del cuerpo. Maturana también sostiene que debido a que el sistema nervioso cambia a lo largo del crecimiento del niño y durante toda la vida de la persona, en una manera contingente a su vivir en el lenguaje. Refiere también que es posible y así es como pasa, que en la soledad humana se pueda tener experiencias que se distingan como experiencias mentales porque ellas tienen sentido en el dominio de relaciones como seres.
En este orden de ideas, se destaca que desde una perspectiva biológica, los sistemas vivientes son sistemas determinados estructuralmente. Por lo tanto, todo lo que ocurre en ellos, ocurre en cada instante como parte de su dinámica estructural de ese momento, y esta determinado por ese momento. Esto implica que todos los cambios estructurales que un sistema viviente sufre como consecuencia de sus interacciones con su ambiente no están determinados por los agentes externos que el observador ve como actuando sobre él, sino que están determinados por la dinámica estructural del ser vivo.
De allí que, Maturana además sostiene que lo que un observador ve como conducta es una dinámica de cambios que involucra a dos sistemas operacionalmente independientes: el sistema viviente y el medio. La conducta, por lo tanto, pertenece al dominio de las relaciones del organismo, no al organismo. Igualmente, el vivir de un sistema viviente es un proceso de interacciones recursivas entre el sistema viviente y el medio que cursa como un fluir de cambios estructurales congruentes y recíprocos. Este proceso toma lugar como un curso, sin esfuerzo o dirección externa, como un resultado sistémico de sus interacciones recurrentes como sistemas estructuralmente determinados independientes.
Otro aspecto importante a resaltar, de Maturana es que piensa que la existencia y la conservación de la auto-identidad humana es un fenómeno social derivado de la existencia humana en el lenguaje. Y que es debido a que el sí-mismo es una manera de existir en el lenguaje, es posible cambiar al sí-mismo a través del lenguaje, y de ahí que la terapia es posible. Por supuesto que todo esto toma lugar dentro de los límites de la conservación de la autopoiesis, porque si no, el ser vivo se muere.
Es oportuno señalar, que en la psicoterapia el autor permite ver que los cambios que un cliente puede experienciar están ligados a su identidad sistémica. En otras palabras, el paciente cambiará solamente hasta el punto que la realización de su organización como sistema viviente no esté en riesgo. De esta manera, la efectividad de la psicoterapia siempre tiene un límite, y los bordes son puestos por el paciente, no por el terapeuta o el sistema terapéutico.
En líneas generales, la contribución de Maturana a las ciencias de la complejidad y al entendimiento de la experiencia humana, se deriva de su explicación del observador a través de lo que él llama el dominio de las ontologías constitutivas, este dominio aparece cuando él responde a la pregunta sobre qué es lo que los humanos hacen como observadores. En su mirada, el observador es revelado como alguien que opera en el lenguaje como participante constitutivo en todo lo que él o ella hacen como ser humano. La mirada recursiva, circular y sistémica de Maturana está presente en sus reflexiones y en toda su argumentación explicativa.
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